lunes, 25 de mayo de 2009

Salvador, Bahía

Mi Bahía, aquella de siempre, esa de siempre, por siempre.-

Color, luz, movimiento… todo eso diría que Bahía está directamente relacionada con Exu.
Y al ser así, con la fecundidad también, y más que la viril fecundidad archi reconocida del Orixa de los caminos, la que permite que surja la música, la pintura, la poesía, y todo el arte en todas sus formas, pues eso es Bahía , eso es Salvador.
Y así lo vivió y lo sigue viviendo este soteropolitano de siempre, ese siempre en el que se entrecruzan el pasado y el presente, sin descuidar en un ápice, el futuro también.
Esa Bahía, que como toda ciudad del mundo moderno, cambia día a día su estructura edilicia, un poco también algunas costumbres, para dar lugar a costumbres algo foráneas pero de moda, y que cambia también a su gente.
Las generaciones se suceden, y cada una que llega a predominar en su exponencia capaz de actuar y proceder, tendrá sus características propias.
Pero no por ello, dejará tiradas a muchas de las costumbres viejas.
Y no me refiero tan solo al hecho de respetar un monumento histórico y/o cultural, sino a vivir esas costumbres tradicionales, que son aceptadas, heredadas y adoptadas con amor y gentileza, con buen gusto y placer.
Bahía, la de todos los santos y de San Salvador, como dijo hace una cantidad de tiempo Castro Alves, para que luego algún Jorge Amado lo repitiera con afecto, haciendo incluso que muchos confundieran y trataran de darle el título de autor de la frase identificativa de la gran ciudad.
Y yo, también la repito hoy, con respeto y reverencia a esos sabios que supieron adentrarse en el alma bahiana, para luego, desde la misma sabiduría, saberla reflejar en sus letras a esa alma tan peculiar.

Numo



Saravá! Mestre Bimba! Axê..

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