viernes, 16 de abril de 2010

DEFUMACIONES

Las defumaciones.-
Casi siempre que hablamos respecto a las hierbas, remitimos nuestro pensamiento a los baños; y es natural, ya que es la forma de absorbernos a la potencia energética de las hierbas, pues al fin y al cabo, nuestro organismo humano es tres cuartas partes de agua, y tan solo un cuarto de materia relativamente sólida.
La historia de las defumaciones es parte de la misma historia natural del ser humano, a través del descubrimiento del fuego por medio del vegetal, por ejemplo, gajos secos y naturales que, arrojados al fuego, desprendían un aroma agradable, y de los otros. Esa costumbre fue pasando de generación en generación y muchas culturas adoptaron la práctica para alabar a Dios, a Dioses, y Divinidades en general.
Defumar, es ofrecer algo agradable a través del aroma, es decir, perfumar –del latín “per fummum”- o, por el humo. Y el humo es, precisamente, el resultado de todo aquello que se quema.
La defumación no se limita a la purificación pretendida de las personas y los ambientes: durante mucho tiempo, la defumación con romero, por ejemplo, era usada como agente desinfectante para que ciertas enfermedades no se propagaran por el aire. En la Edad Media, cuando la viruela negra, se quemaban varios vegetales, a fin de desinfectar la atmósfera circundante. Incluso, los médicos de la época, usaban una enorme máscara que contenía un minúsculo defumador, a fin de evitar el contagio al atender a las víctimas de dicha epidemia. Cuando la poliomielitis en el Uruguay, en la década de los ’50, hasta en las aulas de la escuela publica se quemaban gajos de alcanfor; luego, al cabo de un año, la “tecnología” farmacéutica los reemplazó por “pastillas” de alcanfor, que eran colgadas de las solapas de las túnicas de alumnos y guardapolvos de los maestros.
Dentro de la religión umbanda, el uso de la defumación es algo común y tradicional, heredado desde varios ángulos culturales. Tan simple, como simples son las cosas del Creador (nosotros, seres humanos, somos los que intentamos complicarlas más allá de su realidad diáfana).
No conozco ningún terreiro de Umbanda que no inicie sus trabajos sin cantar para “la Jurema” y defumar con “sus” hierbas...Defumamos para alabar a Dios, a sus Orixá y a nuestros Guías.
Defumamos para alcanzar un estado vibratorio adecuado a nuestro trabajo espiritual, trayendo al ambiente una onda vibratoria que se respalda en la fuerza de las hierbas, la fuerza viva de “la Jurema”.-
Defumamos para purificar, limpiar, disolver larvas astrales y miasmas; defumamos para sanar a los espíritus que sufren, y también a los obsesores; defumamos para disolver acumulaciones energéticas negativas que se alojan en nuestro espíritu, cuya naturaleza y actuación y actitud las hacen “resistentes” a los baños.- las resinas vegetales están presentes en los terreiros por medio de la defumación y sus cantos consagratorios.
Mucha gente cree que la mirra, el incienso y el benjuí, las populares “piedritas” de defumar, son piedras mismo, de origen mineral, y no... son de origen vegetal. Savia de hierbas endurecidas y deshidratadas, donde están concentrados los aceites aromáticos capaces de librar, al ser quemados sobre carbón en brasa, un perfume agradable y un humo único, con poder de realización.-
A esas resinas, les agregamos hierbas secas de buena calidad, para la finalidad que pretendamos…
Por ello, insisto en la “calidad”, ya que no cualquier hierba y en cualquier estado de composición y/o descomposición, es adecuada para cualquier y todo fin.
Ejemplo: una buena defumación de limpieza puede realizarse con ruda (hojas), guiné o pipí (hojas), cáscara de ajo (algunos usan la paja, el tallo de la planta, en tanto que otros usan la cáscara del fruto, del diente), resina de benjuí, y resina de mirra.-Otro ejemplo: para lograr la armonía y el equilibrio, en particular para el ambiente físico de trabajo espiritual, sn buenas la salvia (hojas), la alhucema –lavanda- (flor y semilla), el romero (hojas), clavo de olor (la flor, es decir, la “bolita” aromática con su cabito que la sostiene), e incienso…
Y hay muchas más, en ejemplos e ideas, transcurridas en el tiempo y el espacio, que aportaremos, de repente, en otra oportunidad, si continuamos aún en este Aiyé…
Hasta el "acará"!, jaja, que no deja de ser una forma de "defumación"!!!, de las "recetas" que Armando Ayala daba por radio Fénix, por allá, un poco antes de empezar los '90... (y los ranchos incendiados a causa de ello, del acará en particular!)

Axé!¡Que la fuerza viva del vegetal pueda bendecirnos siempre!
Salud y éxito!


Gato Numo.-

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