
Costa Oriental Americana.-

Después de tantos siglos desde su llegada del Africa Natal, la Madre de varios Orixá, y Madre espiritual de millones de seres humanos, recibió una vez más el homenaje de los devotos, la presencia de los turistas, y una tenue y moderada –por primera vez en años- detracción de la IURD.
Tanto en Salvador, Bahía; como en Montevideo y Buenos Aires, y todo a lo largo de esa extensa faja costera atlántica y rioplatense, el clima amenazó en las primeras horas del 2 de Febrero, para luego estabilizarse en una calma chicha que permitió a la fiesta, al agasajo, revestirse de una naturalidad enmarcada por la

Atabaques o atabales, tambores rituales, hicieron sentir su cadencia al acompasar el ritmo de los loores a la Mae Iemanjá.
Las luces de las

Los vestidos de los fieles dieron el toque característico que corresponde al culto afro americano en todas sus formas, resaltando los colores blanco y celeste, por sobre los demás.
Y las barcas, canastas y ofrendas en general, se hicieron aguas adentro, para completar una panorámica realmente majestuosa, en honor al Orixá y también en honor a la conciencia espiritual de todos aquellos que adentramos nuestros pies en las aguas, ese día, esa noche, más benditas que nunca.
Las diferencias entre costa y costa? ; entre país y país? Las de siempre. Pero coincidentes en

Los saveiros -desde hace mucho motorizados- de Salvador, engalanados y pintados a nuevo para el evento, se adentraron en el mar, desde la desembocadura del Rio Vermelho. El más popular, de nombre justamente “Rio Vermelho”, hasta llevó a bordo entre las ofrendas, una en particular, que llamó la atención: un pez mero, de color verde, confeccionado en fibra de vidrio, y con un peso de setenta quilos, que fue depositado en el mar, como agasajo a la Reina de los Peces.Las barcas coloridas, principalmente en madera o espumaplast, abarrotadas de presentes, fueron introducidas en el agua de las playas uruguayas y argentinas.
En toda su extensión marina y fluvial, esta costa atlántica americana del nordeste y del sur del continente, estuvo llena de luces, de sonido, y de amor; de fe, de conciencia religiosa, que fue respetada por la gran cantidad de no adeptos que se acercaron a apreciar el homenaje, y por que no, a disfrutarlo íntimamente, cada uno a su manera, pero prevaleciendo el respeto mutuo entre legos y fieles.
Así da gusto! Así debe ser! Así debe continuar siendo, cada día y cada año, más y mejor.
Axé!
Numo.
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