sábado, 21 de marzo de 2009

EL SEÑOR DE LA JUSTICIA

Algunas veces, y en algunos lugares visitados, he podido apreciar que el oxé de Xangô, sobe todo en los casos en que usa dos oxé, es o son reemplazados por dos martillos; símbolo de la última palabra de un juez de tribunal, en la sociedad occidental.
Con este matillo los jueces muestran su poder y capacidad para determinar que hay de cierto o errado en un litigio, en una demanda, en cualquier situación legal civil o penal, donde dos o más partes exponen sus razones. Sobre la base aceptada social y culturalmente de la posición imparcial de un juez, se presupone que su dictamen será por sobre todo, respaldado por la verdad. Y dicha verdad surgirá de los fundamentos de los litigantes, cada uno con la suya supuesta.
Esa figura sólida, aceptada por la sociedad y sus leyes, llevó al sincretismo a asociar a Xangô, con la idea de Justicia. Por ello, justicia es la consecuencia de la verdad demostrada a fuer de argumentos. Y fundamentos.
Claro que, a diferencia del juez occidental, el juez Xangô, cuando “baja el martillo”, dictaminando y también sentenciando al culpable, así como indemnizando al damnificado, se valdrá de sus propias leyes, siempre naturales, de la Naturaleza: el rayo, el fuego, la roca, la piedra.
Y las armas de la sentencia, por tanto, serán esos elementos ejecutorios mencionados.
Desde su energía devastadora, ejecutará la Ley sin remilgos, sin atenuantes, tarde o temprano.
¡Pobres de aquellos que pretendan usurpar o defenestrar a la sociedad, si caen en manos de las leyes de Xangô! ¡Nadie, absolutamente nadie, quedará inmune ni escapará a su Juicio!!

Una de las mayores características de ese Xangô, es que nunca soporta las disputas por el Poder, y menos por el Poder inventado a causa de intereses cubiertos, escondidos bajo el pretexto de una Religión.
Xangô prefiere perder todo lo material, antes que la dignidad…por eso, también es duro y cruel en lo que a ejecución de su sentencia se refiere, cuando la dignidad es atacada, vilipendiada, en pos de viles intereses banales, aunque intenten adornarlos de arrogancia, vanidad y prepotencia, que es lo que conlleva a creerse draconianamente dueño de la verdad al hombre errado, o malo, o ruin, o tramposo, o ladrón.
Protector natural de los engañados, de los estafados, hace que su fuego y su rayo y su piedra, caigan sobre la cabeza, o la casa, o la familia, inclusive, del malhechor. Y eso es infalible!!!Sin duda alguna, pronto.. MUY PRONTO en el tiempo y el espacio, los falsos profetas, los falsos reyes y los hipócritas que secunden la intención, verán destruidas sus vidas, tanto en el consenso religioso, como en lo más notorio de su andar terreno, material y familiar!!!!!
















Numo de Xangô

No hay comentarios: