Sin dudas todos somos diferentes. Ejemplares únicos, irrepetibles…
Tenemos afinidades de muchos tipos: culturales, sociales, religiosas, filosóficas, deportivas. Pero cada uno de nosotros es particular, irreproducible.
Si nos aproximamos más a la visión filosófica del tema que generalmente nos ocupa, los Orixás que nos rigen determinan UNA y SOLO UNA energía: la nuestra, personal e intransferible.
Por nuestras afinidades buscaremos encontrarnos, tal que bichos naturalmente gregarios. En nuestro metier, la filosofía y culto a Orixá, nos agrupamos en Naciones, y dentro de ellas, en Ilés ti Orixá.
Babá Numo y yo somos, desde el punto de vista “religioso”, padre e hijo. En la realidad, en esa que se fundamenta en HECHOS, somos mucho más: compañeros de camino, parceiros, camarâs, amigos. Compañeros, aparceros, camaradas y amigos forjados en aluá, caña con pitanga y whiskey. Pero también en mil batallas. También en horas y horas de intentar COMPREHENDER a Orixá. En días y días de “obligaciones”. En jornadas de doctrina. En noches de xiré. Y por sobre todo, en ese aferrarnos tozuda y porfiadamente a la simple complejidad del culto a Orixá, sacándolo (como debe ser) del Ilé e incorporándolo a nuestra vida cotidiana. Tal como nos enseñaron que es. Tal como verificamos que es. Tal como Ijexá nos indica que debe ser…
Y con Babá Numo, tal que como con el resto de la raza humana, me vinculo ADEMÁS a través de VALORES: Honestidad, Respeto, Tolerancia.
Y sí, también tengo discrepancias con el Babá… no tengo su paciencia, carezco de su diplomacia. Aunque, viéndolo bien, esas diferencias mas que distanciar, acercan. Acercan porque hablan de la marca que Orixá ha puesto en ambos, de cómo Afonjá y Alafim son uno y TAMBIÉN son dos.
Mis valores me llevan a creer que si respeto y tolero, obtendré lo mismo. Que una opinión respetuosa, aunque divergente, debe ser escuchada y, en el mejor de los casos, rebatida desde el argumento de la razón.
Claro, cuando topo con situaciones antagónicas a lo precedente, me rebelo!!!
Como no rebelarme cuando, en la situación narrada por Babá Numo en su nota anterior, alguien con el solo argumento de “a mí antojadizamente se me canta”, expulsa a un Ojú Obag de Xangô y a mí de una sala, sin explicación de motivos ni derecho a réplica!!! Para colmo de paradojas, titúlase la sala “Reino de Oxum”, Orixá tutelar de mi matriz, Ijexá.
Cómo no rebelarme cuando una “Iyá xxx de Oyá” se dispone a adoctrinarme respecto al “fundamento de tihara de exu” (sic), y al comenzar a indagar sobre el tema, amenaza con expulsarme por “provocador”!!! La misma “iyá” que por falta de coraje, envía advenedizos y alcahuetes (que siempre pululan) a trillar salas de chat para conseguir “miembros” para su tugurio virtual.
Frente a estos dos ejemplos, me veo obligado a pensar lo expresado por Babá Numo: ¡¿quién te manda, Sajemi?!...
Babá, le cuento qué me manda:
ME MANDA MI HISTORIA, DE QUIEN SOY FRUTO!
ME MANDA MI ORIXÁ, A QUIEN ME DEBO!
ME MANDAN MIS HIJOS, POR QUIENES VIVO!
Porque, traicionando mi historia, mi Orixá y mis hijos, lo traiciono a Usted, Babá Numo. Y con Usted, traiciono a todos quienes fueron antes de Usted en Ijexá.
Porque se terminó el tiempo de “AJOderse y AGUAntarse”, y llegó la hora del respeto y el entendimiento.
En esos términos es que digo a los prepotentes, especuladores, chantas, delincuentes, mistificadores, tergiversadores, malandras, alcahuetes, que soy y estoy para confrontarlos dónde y cómo gusten.
Y, como siempre, también estaré para encontrar espacios de franca camaradería y respeto, sean mate o caña de por medio, sean a través de teclado y monitor.
Porque, como decía al principio, siendo diferentes buscamos agruparnos por afinidad. Y porque todos los grupos humanos expulsan a quienes atentan contra su integridad.
Cordialmente,
Babá Sajemi ti Xangô Alafim ti Ijexá
Sajemi.ti.xango@gmail.com
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