martes, 27 de octubre de 2009

LA MUERTE


El pueblo yorubá, como la mayoría del resto de los pueblos africanos, creen que la muerte no es el fin de la vida. Creen en la existencia de otro mundo, paralelo al nuestro. La muerte, para ellos, no representa el fin de la vida terrestre, sino un prolongamiento de la vida más allá de la tumba. Este mundo para los yorubá es el Orún (Cielo) y está dividido en nueve partes. Este lugar es el dominio de sus ancestrales.La muerte no es la extinsión de la vida terrestre; es un cambio de una vida a otra. Sus antepasados o ancestrales son llamados Òkù Òrun y Àgbagbà, además de Èsa, este último vocablo, usado para reverenciar a un ancestral desde su parte religiosa Lese Orisa (Culto a los Orixá), en el ritual de Ìgpádè (el Encuentro).
El pueblo yorubá rinde culto a sus antepasados, y entre ellos, a aquellos que fallecieron con edad avanzada, y que además hayan destacado con su obra en la sociedad humana, habiendo además dejado buenos hijos. Para el yorubá, un casamiento sin hijos no es una buena forma de vivir.Sostienen un sistema de valores que posee tres partes: 1) OWO (dinero), 2) OMO (hijos), 3) ÀÍKÙ (longevidad).Esta última es la más importante, pues es la que les permite alcanzar las otras dos. Estos valores junto al linaje de generaciones pasadas es lo que proporciona la posibilidad de rendir culto a sus antepasados o ancestrales. Existe la ancestralidad por parte paterna y materna, pero solamente la parte masculina es la que recibe el culto, por ser considerada la más importante, ya que a través del padre es trasmitido el nombre y por tanto el sentido de familia identificada como tal, siendo la madre la genitora, la que da la vida. Esta parte femenina recibe otra forma de culto, mediante la transmisión de una energía aglutinada, que es administrada por las Geledé (culto a los muertos femeninos, relacionado al culto de las Iyá mi Aje. “Mis madres hechiceras”) Los ancestrales, cuando llegan al Orun, son recibidos por sus antecesores, que los encaminan, haciéndoles perder el interés por los bienes materiales. Y en caso del fallecido haber pertenecido al culto de los orisas, sólo se podrá desprender de todo sentido de bien material, una vez que en el Aiyé se halla realizado el Asese (Axexé. Obligación fúnebre que se lleva a cabo con todo difunto perteneciente al culto a orixa) . Recién entonces, el ancestral es guiado por sus predecesores hacia un lugar de luz, llegando a ganar el grado espiritual correspondiente, que le permitirá ayudar a sus familiares que quedaron en Tierra.Cuando decimos Culto, resaltamos la connotación de homenaje a esos espíritus.Una vez realizadas las obligaciones del ritual fúnebre, el espíritu se desprende totalmente de todo lo que dejó en Tierra y pasa por un portal que une el Aiyé (Tierra) con el Orun (Cielo); este portal es vigilado por un guardián llamado Ònibòdè Órun (guardián del cielo), que vigila la entrada al mundo de Olodumaré (Creador supremo de todo y todos los seres)
De acuerdo a la cultura yorubá, el Òrun está dividido en nueve partes y, dependiendo de la vida que llevó y la causa de la muerte, el ancestral irá a una de estas nueve partes.Cada una de ellas corresponde a un tipo diferente de elevación o valor espiritual. Dependiendo de su vida terrena, el ancestral puede quedar en el Òrun Buruku (parte a donde van aquellas personas que sostuvieron una vida ruin, causando problemas, matando, robando, etc.); hasta el Òrun Áláàfiá (lugar a donde van los que mantuvieron una vida sólida, sana, buena, con obras positivas para su familia y su sociedad humana) Y estos últimos son los que realmente tienen la capacidad de poder ayudar desde allí, a sus descendientes aún vivos en la Tierra.El nacimiento (Ìbi), la vida (Ìyé) y la muerte (Àti Iku); luego la Post-Vida (Ìye Lèbin Iku), el Juicio Divino (Idájo ti Òl`run); y a partir de este, la posibilidad de retornar a la vida sucesivamente (Àtùnwa) (que no es la forma de reencarnación que se ha confundido en occidente, asemejándola a la reencarnación en la que creen los hindúes, por ejemplo). Desde el punto de vista de la Creación por Òlòdumaré, está previsto sacar de la vida terrestre al ser humano, una vez cumplido el tiempo de vida por Él estipulado. Y en ello, Iku es el Orixá más fiel y mejor mensajero del Creador. Para los yorubá, Iku no mata… solamente “toca” a las personas, y con este contacto la persona se desliga de este mundo, se “duerme”, “despertando” en el otro. Se acostumbra decir: Ikú Kí pani, ayò I’o npa ni- La muerte no mata, son los excesos los que matan”El odú Òyèkú Méji revela, en uno de sus itán, que la muerte solo comenzó a matar, después que su madre fue estaqueada y muerta en la plaza del mercado de Ejìgbòmekùn. Él gritó enfurecido. “Hizo del elefante, la esposa de su caballo”. “Hizo del búfalo su cuerda”. “Hizo del escorpión su apoyo firme, pronto para luchar”.Pasado un tiempo, Ikù fue subyugado por sus enemigos, que lo obligaron a comer lo que no debía comer, su ÈWÓ (cosas prohibidas para comer, tocar, usar, vestir). Èsu quiso saber como Iku mataba a las personas, y sobornó al hijo de Iku, que le contó como Iku lo hacía, con su Opa Ikù (cayado de la muerte).Con su Opa Ikù, Ikù tocaba a las personas para “desprenderlas” de este mundo, enviándolas al Òrun. Èsu recibió la ayuda de Ajàpàá (la tortuga que consigue lo que se desea). Ajàpàá gbé òrúkú I’ owó Ikù ( la tortuga que logró sacar la clava de las manos de Ikù).Sin este cayado, Ikù se torna impotente no pudiendo ejercer su función dada por Òlòrun. Y aunque la la muerte sea inevitable e impredecible, podemos notar que Ikù puede ser sorteado por un tiempo, si las cosas son hechas correctamente, y para ello se debe consultar a Òrunmilá. Conociendo así cual es la obligación exacta que debe ser realizada para atrasar la llegada de Ikù.Para conseguir su cayado, Ikù busca a Òrunmilá y hace un pacto con él. Que no llevará a aquellas personas que se colocasen bajo la protección de Òrunmilá, o a aquellos que estaban ya marcados con fecha determinada para finalizar su vida terrena. Por ello, los yorubá tratan de estar al tanto de su situación al respecto, a través del registro oracular, para quedar de alguna forma bajo la protección de Òrunmilá. Lo explican en un proverbio: “Arùn I’a wò, a Ki Wo Ikù” (la enfermedad puede ser curada. La muerte, no tiene remedio)Ikù tenía una esposa llamada Ojontarigi; codiciada por Òrunmilá, dando origen a una leyenda: “La esposa de la muerte.Ojontarigi era la única esposa de la Muerte.
Así y todo, Òrunmilá quiso arrebatársela.
Dijeron a Òrunmilá que hiciese un sacrificio,y Él lo hizo.
Después que terminó de hacer el sacrificio, Él arrebató a Ojontagiri a la muerte.
Entonces, la Muerte tomó su Kumo, y fue a la casa de Òrunmilá.
Vio a Esu frente a la casa.
Esu le dijo: “¿Cómo estás?”Iku Ojepe, cuyo vestuario es tejido en osun.Después de saludarse,Esu le preguntó: “¿A dónde vas?”La Muerte le respondíó que iba a la casa de Òrunmilá.Esu preguntó: “¿Cuál es el problema?”
La Muerte le dijo que Òrunmilá le había robado la esposa,y por eso tenía que matarlo.
Esu, entonces, le imploró a la Muerte que se sentase.
Luego de sentarse,Esu le dio comida y bebida.
Después que la Muerte comió hasta satisfacerse,se levantó,tomó su bastón,y comenzó a irse.
Entonces, Esu le preguntó nuevamente: “¿A dónde vas?”,
La Muerte le respondió que iba a la casa de Òrunmilá
Entonces Esu le dijo: “¿Cómo puedes comer la comida de un hombre, y al mismotiempo, querer matarlo?”“¿No sabes que la comida que comiste, pertenecía a Òrunmilá?”
De pronto, la Muerte no supo que hacer,Y le dijo a Esu: “Dile a Órunmilá que se puede quedar con la mujer”
Así, Ikú quedó solo, sin hijo y sin esposa! Siendo el Orisa más fiel a Òlòdumàré.

Por eso, si los yorubá reciben una persona en su casa, le dan abrigo, alimento, esta persona no les podrá hacer mal, y si lo hiciere, pagará con su propia vida ese acto- Ni Iku mató a Òrunmilá después de comer su comida. ¿Cual es el ser humano capaz de hacer daño a quien lo alimenta?

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