
Las Señoras de los Pájaros de la Noche... cuando se pronuncia el nombre de Iyá Mi Oxorongá, quienes estuviesen sentados, deben pararse, y quienes estuviesen de pie, harán una reverencia muy especial, pues se trata de un temible Orixá, a quien se debe aprecio y acatamiento. (Eso dijo Rita de Cássia).-

Iyá Mi Oxorongá, es la síntesis del poder femenino, claramente manifestado en la posibilidad de generar hijos y, desde una noción más amplia, de poblar el mundo. Los yorubá dicen “nuestras madres queridas”, al referirse a las Iyá Mi, i


Poder procreador. Se hicieron popularmente conocidas como las señoras de los pájaros y su fama de grandes hechiceras las asoció a la oscuridad de la noche, más allá de que el pájaro Oxorongá, cuyo nombre surge de su propia onomatopeya, es un ave de costumbres nocturnas. Por eso, son llamadas también Eleyé, y las lechuzas son uno de sus mayores símbolos.
Su relación más evidente es con el poder genital femenino, que es el aspecto que más aproxima a la mujer, con la naturaleza, es decir

Y..por más que la homosexualidad forme filas dentro del culto al Orixá en nuestra América, nunca..pero nunca, un exponente del sexo masculino, por más que se disfrace de “Mãe”, podrá reemplazar a la verdadera Mujer.

Ese es el poder de Iyá Mi: demostrar que todas las mujeres juntas, deciden sobre el destino de los hombres.Cómodamente y a nivel vulgar, el candomblé brasileño, en su mayoría, expresa que el culto empieza en la mujer, y al ser preguntado el porqué, se dice cómodamente, por que la mujer es la que organiza la cocina, y dado el sistema ofrendarlo popular basado en alimentos a los Orixá, se elude el bulto a la explicación de fondo.Madre todo poderosa, madre del pájaro de la noche. Gran madre con quien no osamos cohabitar, Gran madre cuyo cuerpo no osamos mirar. Madre de bellezas secretas, que escancia el plato y el vaso. Que habla tan fuerte como el hombre. Grande... tanto, como la copa del árbol Iroko. Madre capaz de subir alto para ver la tierra. Madre que mata al marido, pero que siente pena por él. Madre que es el sacramento de la figura materna, y por eso, su culto aparece revestido de tantos tabúes. Su gran poder se debe al hecho de guardar el secreto de la creación. Todo lo que es circular se remite a su vientre y, por consecuencia, a las Iyá Mi. El poder de las grandes madres está explícito entre los Orixá Oxum, Yemanjá, y Nanã Buruque, aunque el poder de Iyá Mi aparece manifiesto en toda mujer que, no por casualidad, en casi todas las culturas, es considerado tabú. Las denominaciones de Iyá Mi reflejan sus características terribles y más peligrosas y, por ello, sus nombres nunca deben ser pronunciados; y si acaso se pronunciase alguno de sus nombres secretos, los presentes deberán hacer una reverencia especial para aplacar las posibles iras de las grandes Madres y, principalmente, para ahuyentar la muerte.La hechiceras más temibles entre los yorubá y en algunos de los candomblés brasileños son las Àjé y, para referirse a ellas sin correr riesgos, se les dice apenas Eleyé, casi una forma, solo casi, de referirse a la Dueña del Pájaro. Las viejas generaciones, como la mía, hasta hoy día, en las noches soteropolitanas, cuando algún pájaro nocturno emite sus sonido sobrevolando nuestras cabezas, nos lleva a cubrirnos con la mano izquierda la mollera, acompañando con un salmodio escueto pero supuestamente efectivo, que evita la influencia negativa de las Àjé, volando en busca de efectivizar hechizos terribles, casi siempre letales.
(Por ello, me cago en aquel Juan A, de la ciudad de la costa, el que robó la plata del carnaval, o sea, la ilusión sana del pueblo. Que intentó muy burdamente, hablar mal de nosotros, los "viejos de mierda" que "cagamos" la religión. No, no cagamos la religión, ni siquiera lo cagamos a él, al Juan A de Ogun, que miente ser iniciado en Salvador, mi casa, mi hogar, ya lo descubrí!; en realidad se cagó solo! Time to time, con Oxorongá!)
Es quizás el aspecto más aterrados de las Iyá Mi, y su principal nombre, por el que se volvió conocida en muchos terreiros, es Oxorongá, bruja terrible que se transforma en el pájaro del mismo nombre, que rompe la oscuridad de la noche con su grito que realmente asusta.Las Iyá Mi también son las señoras de la vida, pero, como el corolario de la vida es la muerte...Si su culto se rinde correctamente, se manifiestan apenas en su aspecto benefactor, representando el gran vientre que puebla el mundo, No pueden, así y todo, ser olvidadas; caso eso ocurra, lanzan todo tipo de maldiciones y se transforman, entonces si, en las señoras de la muerte. El lado bueno de Iyá Mi está expresado en divinidades de gran fundamento, como Apàöká, la dueña de la jaquera, o jaca, quizás la verdadera madre de Oxossi. Dicen que el dios cazador encontró miel a los pies de la jaquera, y que entorno a ese árbol se fromó la ciudad de Kêtu. Los asentamientos de Iyá Mi siempre están cerca de los grandes árboles, como la jaquera y por lo general son enterrados, sugiriendo así, su relación con los ancestrales, además de sugerir otra vez la representación del gran vientre: la tierra. Las Iyá Mi, junto a Exu y los ancestrales...En los ritos de Ipadé, se evoca, en un complejo ritual que pocos egbé conservamos, entre otras cosas, para ratificar la enorme realidad del poder femenino en la jerarquía del Candomblé, dando relevancia al hecho de que las grandes madres son quienes detentan muchos secretos del culto. Cuando uno se va, cuando deja la vida terrena, será en alguna medida integrado también al gran cuerpo de la Iyá Mi, que son, en definitiva y bajo ese aspecto, las mujeres ancestrales.La gran madre hechicera. El gran secreto de todas las naciones que rinden culto a Orixá, a través de la sabiduría y el encantamiento, más allá del simple conocimiento, por muy profundo que éste fuese, o por los simples atributos de aparente poder mágico que se pretenda ostentar.Aprendiendo sobre la gran madre, se podrá comenzar a entender los grandes misterios que envuelven al candomblé, al Orixá, por más que hoy día pululen miles de eruditos pretendiendo popularizarlos, algunos, incluso, desde un estilo de enseñanza que raya con el de cualquier universidad laica…La magia que encanta… el hechizo que asusta…. La realidad de cada ser humano, reflejada en el misterio de las yámin…
axé…
solo Numo... el soteropolitano
(Por ello, me cago en aquel Juan A, de la ciudad de la costa, el que robó la plata del carnaval, o sea, la ilusión sana del pueblo. Que intentó muy burdamente, hablar mal de nosotros, los "viejos de mierda" que "cagamos" la religión. No, no cagamos la religión, ni siquiera lo cagamos a él, al Juan A de Ogun, que miente ser iniciado en Salvador, mi casa, mi hogar, ya lo descubrí!; en realidad se cagó solo! Time to time, con Oxorongá!)
Es quizás el aspecto más aterrados de las Iyá Mi, y su principal nombre, por el que se volvió conocida en muchos terreiros, es Oxorongá, bruja terrible que se transforma en el pájaro del mismo nombre, que rompe la oscuridad de la noche con su grito que realmente asusta.Las Iyá Mi también son las señoras de la vida, pero, como el corolario de la vida es la muerte...Si su culto se rinde correctamente, se manifiestan apenas en su aspecto benefactor, representando el gran vientre que puebla el mundo, No pueden, así y todo, ser olvidadas; caso eso ocurra, lanzan todo tipo de maldiciones y se transforman, entonces si, en las señoras de la muerte. El lado bueno de Iyá Mi está expresado en divinidades de gran fundamento, como Apàöká, la dueña de la jaquera, o jaca, quizás la verdadera madre de Oxossi. Dicen que el dios cazador encontró miel a los pies de la jaquera, y que entorno a ese árbol se fromó la ciudad de Kêtu. Los asentamientos de Iyá Mi siempre están cerca de los grandes árboles, como la jaquera y por lo general son enterrados, sugiriendo así, su relación con los ancestrales, además de sugerir otra vez la representación del gran vientre: la tierra. Las Iyá Mi, junto a Exu y los ancestrales...En los ritos de Ipadé, se evoca, en un complejo ritual que pocos egbé conservamos, entre otras cosas, para ratificar la enorme realidad del poder femenino en la jerarquía del Candomblé, dando relevancia al hecho de que las grandes madres son quienes detentan muchos secretos del culto. Cuando uno se va, cuando deja la vida terrena, será en alguna medida integrado también al gran cuerpo de la Iyá Mi, que son, en definitiva y bajo ese aspecto, las mujeres ancestrales.La gran madre hechicera. El gran secreto de todas las naciones que rinden culto a Orixá, a través de la sabiduría y el encantamiento, más allá del simple conocimiento, por muy profundo que éste fuese, o por los simples atributos de aparente poder mágico que se pretenda ostentar.Aprendiendo sobre la gran madre, se podrá comenzar a entender los grandes misterios que envuelven al candomblé, al Orixá, por más que hoy día pululen miles de eruditos pretendiendo popularizarlos, algunos, incluso, desde un estilo de enseñanza que raya con el de cualquier universidad laica…La magia que encanta… el hechizo que asusta…. La realidad de cada ser humano, reflejada en el misterio de las yámin…
axé…

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