sábado, 31 de octubre de 2009

OXORONGÁ! Mierda!

LA SEÑORA DEL PÁJARO DE LA NOCHE (OXORONGÁ) YÁMIN

Las Señoras de los Pájaros de la Noche... cuando se pronuncia el nombre de Iyá Mi Oxorongá, quienes estuviesen sentados, deben pararse, y quienes estuviesen de pie, harán una reverencia muy especial, pues se trata de un temible Orixá, a quien se debe aprecio y acatamiento. (Eso dijo Rita de Cássia).-

Miles de ladronzuelos con poco fundamento y muchas veces sin raíz propia no nomenclaturada, luego se dedicaron a robar la frase, la idea, la poesía. La frase, por que ellos mismos, no tienen la capacidad intelectual adecuada para crearla; la idea, porque al no poseer fundamentos religiosos y raíces valederas en religión, no son capaces de poseer ese tipo de ideas; y la poesía, porque sus tristes vidas no tienen lugar anímico y espiritual para el arte.

Iyá Mi Oxorongá, es la síntesis del poder femenino, claramente manifestado en la posibilidad de generar hijos y, desde una noción más amplia, de poblar el mundo. Los yorubá dicen “nuestras madres queridas”, al referirse a las Iyá Mi, intentando, en realidad, apaciguar los poderes terribles de esa energía. Dueñas de un axé tan poderoso como el de cualquier Orixá, las Iyá Mi tuvieron su culto muy difundido a través de las sociedades secretas de mujeres, y son las grandes homenajeadas en el famoso festival Geledé, en Nigeria, que se realiza desde el mes de Marzo al mes de Mayo, que preceden la estación de las lluvias en el país, demostrando de una forma más, la relación directa entre ellas, la tierra y la fertilidad. (y te aseguro que la temporada de lluvias en la Nigeria occidental es realmente jodida!)
Poder procreador. Se hicieron popularmente conocidas como las señoras de los pájaros y su fama de grandes hechiceras las asoció a la oscuridad de la noche, más allá de que el pájaro Oxorongá, cuyo nombre surge de su propia onomatopeya, es un ave de costumbres nocturnas. Por eso, son llamadas también Eleyé, y las lechuzas son uno de sus mayores símbolos.
Su relación más evidente es con el poder genital femenino, que es el aspecto que más aproxima a la mujer, con la naturaleza, es decir, por el acontecer que escapa de la explicación y del control humano. Toda mujer es poderosa porque guarda un poco de la esencia de las Iyá Mi; la capacidad de generar hijos, expresada en los órganos genitales femeninos, de alguna forma siempre atemorizó al hombre común, cosa que se nota incluso en los cánticos entonados en el festival Geledé, que hacen alusión a ese terrible poder (que no pertenece tan solo a las Iyá Mi, sino a cualquier mujer).- “Madre destructora, hoy te glorifico: el viejo pájaro no se quema al fuego. El viejo pájaro enfermo no se quema al sol. Algo secreto fue escondido en la casa de la Madre... Honras a mi Madre!.. Madre cuya vagina atemoriza a todas las Madres cujos cabellos púbicos nos enroscan... madre que arma una celada... Madre que tiene potes con comida en la casa”…Las madres son entendidas como el origen de la humanidad y su gran poder radica en la decisión que toman sobre la vida de sus hijos. Es ella, quien decide si el hijo ha de nacer, o no. Y si nace, ella decide si debe vivir, La mujer, en particular en las sociedades más antiguas, como la yorubá, tenían innumerables recursos para interrumpir un embarazo. Y, hasta pasados los primeros años de vida, un niño depende totalmente de su madre; si le faltan los cuidados maternos, el niño no prospera. En síntesis, todo ser humano debe su vida a una mujer. Si todas las mujeres unidas decidiesen no embarazarse más, la humanidad estaría sentenciada a desaparecer.

Y..por más que la homosexualidad forme filas dentro del culto al Orixá en nuestra América, nunca..pero nunca, un exponente del sexo masculino, por más que se disfrace de “Mãe”, podrá reemplazar a la verdadera Mujer.



Ese es el poder de Iyá Mi: demostrar que todas las mujeres juntas, deciden sobre el destino de los hombres.Cómodamente y a nivel vulgar, el candomblé brasileño, en su mayoría, expresa que el culto empieza en la mujer, y al ser preguntado el porqué, se dice cómodamente, por que la mujer es la que organiza la cocina, y dado el sistema ofrendarlo popular basado en alimentos a los Orixá, se elude el bulto a la explicación de fondo.Madre todo poderosa, madre del pájaro de la noche. Gran madre con quien no osamos cohabitar, Gran madre cuyo cuerpo no osamos mirar. Madre de bellezas secretas, que escancia el plato y el vaso. Que habla tan fuerte como el hombre. Grande... tanto, como la copa del árbol Iroko. Madre capaz de subir alto para ver la tierra. Madre que mata al marido, pero que siente pena por él. Madre que es el sacramento de la figura materna, y por eso, su culto aparece revestido de tantos tabúes. Su gran poder se debe al hecho de guardar el secreto de la creación. Todo lo que es circular se remite a su vientre y, por consecuencia, a las Iyá Mi. El poder de las grandes madres está explícito entre los Orixá Oxum, Yemanjá, y Nanã Buruque, aunque el poder de Iyá Mi aparece manifiesto en toda mujer que, no por casualidad, en casi todas las culturas, es considerado tabú. Las denominaciones de Iyá Mi reflejan sus características terribles y más peligrosas y, por ello, sus nombres nunca deben ser pronunciados; y si acaso se pronunciase alguno de sus nombres secretos, los presentes deberán hacer una reverencia especial para aplacar las posibles iras de las grandes Madres y, principalmente, para ahuyentar la muerte.La hechiceras más temibles entre los yorubá y en algunos de los candomblés brasileños son las Àjé y, para referirse a ellas sin correr riesgos, se les dice apenas Eleyé, casi una forma, solo casi, de referirse a la Dueña del Pájaro. Las viejas generaciones, como la mía, hasta hoy día, en las noches soteropolitanas, cuando algún pájaro nocturno emite sus sonido sobrevolando nuestras cabezas, nos lleva a cubrirnos con la mano izquierda la mollera, acompañando con un salmodio escueto pero supuestamente efectivo, que evita la influencia negativa de las Àjé, volando en busca de efectivizar hechizos terribles, casi siempre letales.

(Por ello, me cago en aquel Juan A, de la ciudad de la costa, el que robó la plata del carnaval, o sea, la ilusión sana del pueblo. Que intentó muy burdamente, hablar mal de nosotros, los "viejos de mierda" que "cagamos" la religión. No, no cagamos la religión, ni siquiera lo cagamos a él, al Juan A de Ogun, que miente ser iniciado en Salvador, mi casa, mi hogar, ya lo descubrí!; en realidad se cagó solo! Time to time, con Oxorongá!)

Es quizás el aspecto más aterrados de las Iyá Mi, y su principal nombre, por el que se volvió conocida en muchos terreiros, es Oxorongá, bruja terrible que se transforma en el pájaro del mismo nombre, que rompe la oscuridad de la noche con su grito que realmente asusta.Las Iyá Mi también son las señoras de la vida, pero, como el corolario de la vida es la muerte...Si su culto se rinde correctamente, se manifiestan apenas en su aspecto benefactor, representando el gran vientre que puebla el mundo, No pueden, así y todo, ser olvidadas; caso eso ocurra, lanzan todo tipo de maldiciones y se transforman, entonces si, en las señoras de la muerte. El lado bueno de Iyá Mi está expresado en divinidades de gran fundamento, como Apàöká, la dueña de la jaquera, o jaca, quizás la verdadera madre de Oxossi. Dicen que el dios cazador encontró miel a los pies de la jaquera, y que entorno a ese árbol se fromó la ciudad de Kêtu. Los asentamientos de Iyá Mi siempre están cerca de los grandes árboles, como la jaquera y por lo general son enterrados, sugiriendo así, su relación con los ancestrales, además de sugerir otra vez la representación del gran vientre: la tierra. Las Iyá Mi, junto a Exu y los ancestrales...En los ritos de Ipadé, se evoca, en un complejo ritual que pocos egbé conservamos, entre otras cosas, para ratificar la enorme realidad del poder femenino en la jerarquía del Candomblé, dando relevancia al hecho de que las grandes madres son quienes detentan muchos secretos del culto. Cuando uno se va, cuando deja la vida terrena, será en alguna medida integrado también al gran cuerpo de la Iyá Mi, que son, en definitiva y bajo ese aspecto, las mujeres ancestrales.La gran madre hechicera. El gran secreto de todas las naciones que rinden culto a Orixá, a través de la sabiduría y el encantamiento, más allá del simple conocimiento, por muy profundo que éste fuese, o por los simples atributos de aparente poder mágico que se pretenda ostentar.Aprendiendo sobre la gran madre, se podrá comenzar a entender los grandes misterios que envuelven al candomblé, al Orixá, por más que hoy día pululen miles de eruditos pretendiendo popularizarlos, algunos, incluso, desde un estilo de enseñanza que raya con el de cualquier universidad laica…La magia que encanta… el hechizo que asusta…. La realidad de cada ser humano, reflejada en el misterio de las yámin…
axé…
solo Numo... el soteropolitano

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